lunes, 20 de junio de 2016

Evangelio de Juan estudio.


Cuarto de los Evangelios canónicos, y el último en escribirse. Como el "evangelio espiritual" (Clemente de Alejandría), fue el libro más influyente en la elaboración del dogma cristiano.
 Según Jn 20.30s, este Evangelio intenta evangelizar por medio de la presentación de las obras y palabras de Jesús, permitiendo que el lector perciba la naturaleza de su persona.
 Estructura Del Libro
 El cuarto Evangelio pudiera bien dividirse en dos partes: un libro de "señales" y un libro de "gloria". Las señales revelan la persona de Jesús (caps. 1-12), y la gloria resulta de la pasión del Señor (13-20). Un prólogo (1.1-18) y un epílogo (cap. 21) sirven como introducción y conclusión. Dentro de esta estructura de dos partes, el Evangelio sigue el patrón que se presenta en el prólogo: revelación (1.1-5), rechazo (1.6-11) y recepción (1.12-18). Las correspondientes divisiones del libro son: revelación (1.19-6.71), rechazo (caps. 7-12) y recepción (caps. 13-21).

 Autor Y Fecha
 El Evangelio de Juan existió en Egipto ca. 135 d.C. (cf. el descubrimiento del Papiro Rylands 457) y se aceptó como autoritativo al lado de los Sinópticos (cf. Papiro Egerton 2, ca.140 d.C.; Diatessaron; CANON DEL NUEVO TESTAMENTO). Sin embargo, permaneció relativamente desconocido (entre cristianos ortodoxos, pues los gnósticos sí lo usaban) hasta fines del siglo II. Las tradiciones que atribuyeron este Evangelio anónimo a JUAN EL APÓSTOL se repiten en Ireneo (ca. 190), el Canón Muratoriano (ca. 195) y Clemente de Alejandría (ca. 200). Lo sitúan en Éfeso. Pero el silencio de Papías y Policarpo al respecto (un "asociado de Juan" que sí cita las Epístolas de Juan) es difícil de explicar. Papías parece distinguir entre el apóstol y un tal "Juan el Anciano". A este último muchos exégetas quieren atribuir el Evangelio; otros abogan por Lázaro de Betania.
 Es digna de todo crédito la tradición predominante (hasta el siglo XIX) que tiene por autor del Evangelio de Juan al hijo de Zebedeo. Como fuente originaria de la tradición, Juan pudo (1) haber dictado el Evangelio a un amanuense para luego retocarlo, quizá repetidas veces, o (2) haber dejado memorias a las que un discípulo suyo diera forma definitiva. Las hipótesis de múltiples redactores, no obstante, no son convincentes. La identificación del autor con "el discípulo amado" parece segura (19.35; 21.24; cf. 18.15s).
 La fecha más probable de este Evangelio cae a finales del siglo I d.C.

 Marco Histórico
 Es difícil determinar a quién el autor dirigió este Evangelio, pero es bien fácil saber por qué lo escribió: "Estas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (20.31). De todos modos, para Juan, Jesucristo va más allá del judaísmo: es para el mundo entero. Por eso es que el Evangelio de Juan ha tocado profundamente la vida de todos los cristianos de todas las edades y en todas partes del mundo.
 En cuanto al lugar donde se escribió, Éfeso es el más probable, aunque hay quienes abogan por Alejandría y Antioquía. Hubo un largo período en que el Evangelio de Juan se interpretaba como un libro helenístico, cuyos paralelos más instructivos se hallaban en el judaísmo helenizado, las religiones de misterio y aun en la filosofía griega. Actualmente, sin embargo, se redescubre el fondo esencialmente judaico del Evangelio. No solo es semítico el estilo ( ARAMEO; HEBREO), sino también lo es el pensamiento mismo. Aunque cita el Antiguo Testamento solo diecisiete veces, las alusiones a él son un sinnúmero, y las más de las palabras clave (por ejemplo, Verbo, vida, luz, pastor, Espíritu, pan, viña, amor, testigo) proceden de allí. Juan se muestra conocedor de muchos conceptos rabínicos y otras tradiciones palestinenses ( QUMRÁN). Si bien utiliza un vocabulario parecido al del GNOSTICISMO, no es menos cierto que combate muchas de sus ideas.
CONTENIDO JUAN:
 I. La divinidad de Cristo 1.1-2
 II. La obra pre-encarnada de Cristo 1.3-5
 Un bosquejo para el estudio y la enseñanza
 III. El precursor de Cristo 1.6-8
 IV. El rechazo de Cristo 1.9-11
 V. La aceptación de Cristo 1.12-13
 Primera parte: La encarnación del Hijo de Dios (1.1-18)
 VI. La encarnación de Cristo 1.14-18
 I. La presentación de Cristo por Juan el Bautista 1.19-34
 Segunda parte: La presentación del Hijo de Dios (1.19-4.54)
 II. La presentación de Cristo a los discípulos de Juan 1.35-51
 III. La presentación de Cristo en Galilea 2.1-12
 IV. La presentación de Cristo en Judea 2.13-3.36
 V. La presentación de Cristo en Samaria 4.1-42
 VI. La presentación de Cristo en Galilea 4.43-54
 Tercera parte: La oposición al Hijo de Dios (5.1-12.50)
 I. La oposición a la Fiesta en Jerusalén 5.1-47
 II. La oposición durante la Pascua en Galilea 6.1-71
 III. La oposición en la Fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén 7.1-10.21
 IV. La oposición en la Fiesta de la Dedicación en Jerusalén 10.22-42
 V. La oposición en Betania 11.1-12.11
 VI. La oposición en Jerusalén 12.12-50
 Cuarta parte: La preparación de los discípulos (13.1-17.26)
 I. La preparación en el aposento alto 13.1-14.31
 II. La preparación en el camino al huerto 15.1-17.26
 I. El rechazo de Cristo 18.1-19.16
 Quinta parte: La crucifixión y la resurrección (18.1-21.25)
 II. La crucifixión de Cristo 19.17-37
 III. La sepultura de Cristo 19.38-42
 IV. La resurrección de Cristo 20.1-10
 V. La aparición de Cri
 Aporte a La Teología
 Está claro que, sin desentenderse por completo de la historia, Juan escribe con un interés más teológico que histórico. Los demás Evangelios se esfuerzan en presentar a Cristo como el cumplimiento de las promesas de salvación veterotestamentarias. Juan comienza con la preexistencia de Jesucristo (1.1). Jesús es divino (1.1), pero también es humano, porque "aquel Verbo fue hecho carne (1.14). Solo así podía ser el que nos revelara al Padre.
 En el mismo comienzo, Juan nos presenta a Jesucristo con siete títulos clave: Verbo, Cordero de Dios, Rabí, Mesías, Rey de Israel, Hijo de Dios e Hijo del Hombre. Solo en Juan encontramos el "Yo soy" que afirma ser el pan de vida (6.35), la luz del mundo (8.12), predecesor de Abraham (8.58), la puerta de las ovejas (10.7), etc. También lo hallamos diciendo: "Yo y el Padre uno somos" (10.30) y "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (14.6). En cada una de estas afirmaciones, el "Yo" es enfático. Nos recuerda el nombre de Dios: "YO SOY" (Éx 3.14).
 En el Antiguo Testamento las palabras de Dios había que aceptarlas reverentemente. Lo mismo con Jesús. En Juan Él comienza sus mensajes diciendo: "De cierto, de cierto te digo", Así como en el Antiguo Testamento a Dios es al único al que se debe adorar, Jesús es el único en quien se debe creer. Para Juan, la fe que salva es un verbo que expresa acción: la acción de creer en Jesús.
 En Juan Jesús no entra en cuestiones de orar, ayunar, matrimonio, riquezas, como lo hace en otros Evangelios. En vez de eso, las relaciones de uno con Dios, los demás y el mundo se resumen en la palabra amor. El amor que Dios siente por su Hijo (3.35; 15.9) pasa a través de su Hijo a los que son suyos (13.1). Como recipientes del amor de Dios, los cristianos deben amar a Dios amándose unos a otros (13.34). Este amor que une a los creyentes es también un testimonio al mundo. Juan 3.16 expresa la verdad teológica básica del evangelio: "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".
 Otros Puntos Importantes
 La mayoría de los eruditos opinan que el Evangelio de Juan contiene un relato que probablemente Juan no escribió: el relato de la mujer sorprendida en adulterio (7.53-8.11). Este relato tiene un estilo diferente al del resto de Juan, y no aparece en los más antiguos y mejores manuscritos. Probablemente alguien lo añadió por inspiración divina para expresar una verdad importante sobre Jesús y su actitud hacia el que peca.

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